Si nos enterrasen con ajuar como algunas civilizaciones antiguas seguramente pediríamos que nos enterraran con nuestro smartphone… ¿Te has puesto a pensar como afecta a nuestra cultura las nuevas tecnologías de comunicación, de conexión y socialización?

Seguramente nos han cambiado, pero ha sucedido tan rápido que es difícil notar y cuantificar los efectos, aquí te van unas ideas rápidas para reflexionar:

  1.  Estamos conectados todo el tiempo y consumimos mucha información, ¿pero a que tipo de contenido? Seguramente rápido, breve y desechable.
  2.  Somos víctimas de la supersocialización, llevados a cumplir normas de etiqueta difíciles y demandantes como seguir a quien te sigue, aceptar a quien te invita, comentar de manera creativa a quien te etiqueta en redes, revisar los mensajes… etc. Resultado una inversión cada vez más grande de tiempo frente a tu computadora y teléfono.
  3.  Informalidad, la disciplina de la puntualidad y respeto ahora están solo a una llamada o whatsapp para no cumplirse.
  4.  Estamos muy conectados pero interactuando personalmente cada vez menos, lo que genera frustración, somos adictos emocionales a contenidos, frases, imágenes que nos hacen sentir acompañados y amados.
  5.  Finalmente, cada ves es menos posible mantener la privacidad de tu información, de tus amigos, relaciones, e intereses, porque socialmente te serán demandados, sin embargo a nivel personal siempre valorarás y buscarás tu privacidad.

Estas son algunas de las consecuencias, hay muchas otras, por ejemplo en fenómenos de crisis las redes sociales han generando tal movilización de información que han creado desde redes humanitarias, ayuda, movimientos, hasta levantamientos armados.

Definitivamente te afecta diariamente este cambio de comunicación e interacción, es más que un cambio de paradigmas lo que se requiere, ya está inmerso en nuestro entorno cultura, familiar y social, simplemente es cuestión personal como vamos a enfrentarnos a estas nueva realidad. Como padres tenemos una responsabilidad de incluirnos y estar dispuestos a aprender del nuevo mundo que les va a tocar a las nuevas generaciones. Como adultos tenemos la opción de a vivir y darnos la oportunidad de ser parte de esta forma de interacción humana, valorando nuestras tradiciones, hábitos, educación y cultura para participar de una manera creativa sumando conocimiento a estos grupos sociales, que al final somos todos.

MA Alia Gisela Sánchez